miércoles, 18 de enero de 2012

Castillo de Cruzados en Jordania

No hay duda de que Jordania es un reino marcado por su historia y cultura. Desde el momento en que se pisa suelo jordano, uno siente su rica herencia;  por todos lados hay restos de antiguas civilizaciones que todavía permanecen, imbuidas en la propia esencia de este increíble reino y grabadas en el alma de su pueblo. Uno de los lugares históricos a destacar de  Jordania, es el Castillo de Karak.


Tanto si se aproxima a Karak desde la pintoresca carretera conocida como el Camino de los Reyes hacia el este o desde el Mar Muerto hacia el oeste, la silueta imponente de esta ciudad fortificada y su castillo le harán comprender enseguida el motivo por el que los destinos de reyes y naciones se decidieron por este lugar. 

Como antigua fortaleza de las Cruzadas, datada del año 1.161, Karak se sitúa a 900 metros sobre el nivel del mar y se asienta dentro de los muros de la antigua ciudad. El castillo mide 220 metros de largo y 125 metros  de ancho en el extremo norte, y 40 m de ancho en el extremo sur, donde un estrecho valle lo separa de la colina lindante mucho más alta que una vez fuera el enclave de artillería preferido de Saladino. 

Por todo, el castillo se puede distinguir la construcción tosca y oscura de los Cruzados de los finos bloques de piedra caliza utilizados en la arquitectura árabe posterior. El propio fuerte es un oscuro laberinto de corredores de piedra y pasadizos sin fin. Los restos mejor conservados están bajo tierra y se puede llegar a ellos atravesando una gran puerta. El fuerte es en sí mismo más imponente que bonito, si bien impresiona más aún como ejemplo del genio arquitectónico militar de los cruzados. 

El gobernante más famoso de Karak fue Reinaldo de Châtillon, cuya reputación por traición, abuso de confianza y brutalidad no tenía igual. Cuando murió Balduino II, su hijo, un leproso de 13 años, luchó por conseguir la paz junto con Saladino. El rey leproso murió sin descendencia y le sucedió Reinaldo, quien consiguió casarse con Estefanía, la acaudalada viuda del regente de Karak, que había sido asesinado. Rompió rápidamente la tregua con Saladino, que regresó con un inmenso ejército, listo para la guerra. Reinaldo y el Rey Guido de Jerusalén lideraron las fuerzas de las Cruzadas y sufrieron una gran derrota. Reinaldo fue capturado y decapitado por el propio Saladino, lo que marcó el principio del fin de la suerte de los cruzados. Los ayubís y los mamelucos ampliaron el castillo con una nueva ala oeste.


Visto en: YellowPlanet





No hay comentarios:

Publicar un comentario