Bali es de los lugares que parecen iguales al resto de las islas paradisiacas del océano Pacífico, pero cuando se conoce, se descubre que es uno de los lugares más bellos del mundo, en el que se podrían pasar años recorriendo sus arrozales cubiertos de templos y disfrutando de la calurosa acogida de los balineses.
La dulzura de la gente armoniza con la belleza de los paisajes interiores de una isla en la que hay mucho más que playas maravillosas y hoteles de fábula; por todo ello, pensamos que es la elección ideal para un viaje de Incentivo.
Autor: Denz zani |
La isla es relativamente pequeña, 5.620 kilómetros cuadrados, y extremadamente variada, con playas gigantescas, una fértil llanura costera, montañas abruptas cubiertas por campos de arroz, volcanes agudos y selvas impenetrables donde aún vive el rinoceronte. Esta diversidad es fácil de abarcar desde la zona sur donde se ubican la mayoria de hoteles, en cómodas excursiones para ver los templos del divino monte Agung, subir al lago Batur y a Kintamani, o para escaparse al norte de la isla a bañarse en las solitarias playas de Lovina.
Las ciudades de los artistas y artesanos se agrupan en el este. Hay cientos de talleres en que se trabaja la seda, la madera, el algodón, la piedra, la cestería, la pintura al óleo, el oro o el bambú, con la aparente facilidad de un pueblo acostumbrado al trabajo paciente y a la expresión artística de su visión animista del mundo. Ubud, Mas, Batubulan y Celuk, entre otras, son un inmenso museo de artes populares. Y una tentación para hacer buenas compras.
Noche de luna llena en Bali. La brisa refresca el ambiente de un día caluroso y los cocoteros se perfilan sobre el agua en la que brilla la luna. La calma de la isla hinduísta perdida en el Indico se ve agitada por una procesión que recorre las calles del pueblo a los alegres acordes de la banda de música gamelán. Cientos de personas vestidas de brillantes colores se dirigen alegremente al templo, donde se celebra una fiesta coincidiendo con el plenilunio. Una estampa real, que se puede recrear perfectamente al detalle, para un grupo de incentivos.
No deja de asombrar la alegría y la paz que se respiran en Bali. La isla donde los campesinos son artistas y los artistas campesinos, donde mezclan arte y trabajo haciendo hermoso lo necesario e imprescindible lo bello. Esta armonía interior, unida al exotismo de la vegetación tropical y de la arquitectura oriental, hacen de Bali un paraíso en el más riguroso sentido de la palabra.
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