viernes, 16 de noviembre de 2012

La ciudad colonial de Paraty

Entre São Paulo y Rio de Janeiro, la Costa Verde es sin duda uno de los más bellos lugares de Sudamérica. La región alberga casi la mitad del Parque Nacional de la Serra da Bocaina, donde están preservadas la fauna y la flora del Bosque Atlántico (Mata Atlantica).

Author: Florian Höfer
En este marco, y situada a 150 kilómetros al suroeste de Río de Janeiro se encuentra Paraty.  Esta localidad cuenta con un casco histórico formado por cinco calles paralelas al mar cruzado por cuatro calles atravesando luego en ángulo recto y refleja la prosperidad del pasado colonial en sus hermosas casas e iglesias antiguas.

Author: Florian Höfer
Paraty, un pueblo de playa colonial declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1966 y se ha utilizado como escenario para varias películas históricas.  

Está rodeada de escarpadas montañas selváticas que parecen saltar en el mar, una costa revueltos con cientos de islas y penínsulas, y las aguas cálidas de la Baia da Ilha Grande, tan tranquilo como un acuario vacío. 

Author: Lampiao3
Sus aguas son perfectas para el buceo y la pesca. Pero sin duda, no hay que dejar de dar un paseo por las calles de adoquines irregulares del casco histórico , disfrutar de la cocina local e internacional y sentir la belleza inmortalizada por artistas números artistas por las calles de la ciudad.

Recorriendo los parques nacionales contiguos a la pequeña ciudad colonial (Serra da Bocaina, Serra do Mar, Saco de Mamangua, Ponta de Joatinga), lo curiosos encontrarán fazendas, destilerías de pinga, campos de caña de azúcar o de café, todas ellas herencias de una cultura secular. Y disfrutarán del mar y de las cascadas de agua dulce y mucho, pero mucho mas...

Una excursión que recomendándonos es la Fazenda “Tres Fincas”. El lugar de la Fazenda (finca), está cargado de historia. Conocida en los años 1700 con el nombre de "Tres Fincas", la Fazenda recibía en esa época a viajeros y famosos personajes de la familia real de Portugal, quienes pasaban allí una noche antes de emprender el camino del oro hacia Minas Gérais. 

En el sentido inverso, los transportadores hacían un alto en la Fazenda, ocultaban su preciosa carga (oro y piedras preciosas) en el bosque, mientras verificaban que la costa no estaba ocupada por los piratas. 


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